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Claire Legendre nos presenta aquí un relato autobiográfico narrado en primera persona a medio camino entre la novela y el ensayo con una estructuración en capítulos cortos que a veces no tienen ni orden ni concierto. Es un libro que, como su contra dice, nos habla de “la imposible necesidad de tener el control”. ¿Controlar qué? Controlar todo, pero sobre todo controlar el miedo, la angustia, las fobias. ¿Qué miedos? El miedo a morir, pero sobre todo el miedo que causa estar viva: los abandonos, la falta de amor, las traiciones, las respuestas, decisiones y actitudes equivocadas de su vida, miedo al ridículo, miedo a la enfermedad... Claire se declara en este relato hipocondríaca sin tapujos y además nos da todo tipo de detalles sobre sus elucubraciones y apropiaciones de síntomas para adaptarlos y “hacer de ellos un puzle implacable”. Nos reconoce (y reconoce ante ella misma) que “probablemente la enfermedad es una creación de mi espíritu. Pero denunciarla como tal es quedar a su merced. Así que la cultivo y la tengo bajo control.” Anticiparse es para ella un modo de vida. Imaginar todo tipo de dolores y desgracias, prepararse para ellas y afrontarlas como reales, hacen que sufra bastante, pero al mismo tiempo le aporta una tranquilidad relativa que no le proporcionaría “esperar” a que fueran reales para actuar después en consecuencia. Claire reconoce en todo momento que sus miedos falsos son peores que los verdaderos, que huir de la felicidad para no darle a ella la oportunidad de huir primero no siempre es un método que le reste angustia a su existencia. Incluso en un momento determinado de la narración, ante una situación real de peligro, dice: “Seguro que hay que sentirse de veras en peligro para que el miedo a morir supere el miedo a vivir. El alivio de enfrentarse a un dolor que por fin sobrepasa mis miedos”. A pesar de todo ello es incapaz de enfrentarse a la vida (ni a la ineludible muerte) de otra forma que no sea la anticipación, anticipaciones que pueden estar basadas en verdaderas razones o en imaginarias. No es una lectura que haya disfrutado especialmente, de hecho si tuviera que decir si me ha gustado o no, si blanco o negro, diría que no. A ver, he terminado el libro, lo que tratándose de mí ya da una pista de que tampoco es que me haya horrorizado, pero el hecho de no haber conectado nada con la protagonista/narradora me ha impedido también conectar con su historia. Es curioso, porque el tema que trata este libro me parece brutal, pero la narración no ha acabado de convencerme. Me ha parecido algo artificial y poco creíble. Una lástima, porque tenía unas buenas expectativas con esta obra que no se han cumplido. |
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