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David es un afamado escritor de libros de terror; Luca, el hijo rebelde de su editor y mejor amigo. Ambos mantienen una relación en secreto, pero sus vidas dan un giro radical cuando una paparazzi los descubre. Para dar tiempo a su agente de apaciguar a la prensa y la opinión pública, David se traslada a una bonita casa aislada de la sociedad y no sabe que ahí es donde empezarán sus problemas de verdad. Como veis, estamos ante la típica historia de casa/terreno encantado y, en este sentido, tengo que decir que el libro no esconde sorpresas. No os vais a encontrar una trama muy compleja ni ningún giro especialmente sorprendente. Lo que en mi opinión aporta «La casa de los huesecillos» es, por un lado, un dúo de protagonistas diferentes y, por otro, la ambientación. Destaco la pareja porque, además de estar poco vista en el género de terror la inclusión LGTB+, también cuentan con una diferencia grande de edad. Ambos personajes me han gustado. David es un personaje gris, con muchas sombras. Luca, en cambio, es adorable. En cuanto a la ambientación, me ha gustado la sensación que recrea la casa en el páramo, aunque admito que el hecho de que esté narrado a dos voces y centrando la acción en lugares diferentes, en este caso creo que saca un poco de esa atmósfera oscura. La parte buena de esto es que te permite conocer a los dos personajes. En este caso, el punto de vista de David se centra más en los momentos de tensión, mientras que el de Luca, en la investigación. El problema que yo he tenido aquí ha sido la longitud de la novela (menos de 170 páginas), pues no me ha dado tiempo a dejarme envolver mucho por cada uno de estos elementos. No he empatizado todo lo que me habría gustado con ellos, ni he mantenido la tensión que generaban las escenas de David. En general, me parece una buena opción para aquellos que queréis empezar a leer el género, pero le tenéis miedo al miedo. |
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