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¿Qué puedo decir? Jamás me cansaré de releer este libro. Siempre encuentro cosas nuevas, y disfruto de las que ya conozco. Me hace reír y me hace llorar, me emocionan las partes épicas, y aquellas con difíciles decisiones, o en las que reina el miedo, o las de las inesperadas consecuencias... La psicología que hay entre estas páginas es impresionante. Además de esos datos sobre el mundo que te vas encontrando aquí y allá, sobre los Días Antiguos... Me encantan. Me maravilla la complejidad de los personajes y, sobre todo, la variedad del espectro de relaciones que se tocan: amistad, lealtad, distintos tipos de amor, enemistad, rivalidad, fidelidad, familiar... Se ahonda en el miedo y el deber, en la esperanza y la desesperación, cuando todo está perdido y el terror y la violencia lo van engullendo todo. Pero también en lo bello, en lo que merece la pena salvar y por lo que compensa luchar. Los personajes son maravillosos, con sus virtudes y sus defectos, que van cambiando a raíz de lo que van viviendo. Destaco fuera de la conocidísima Compañía, a Eowyn la valiente guerrera, a Eómer el inquebrantable, a Faramir el sabio, y al elfo Glorfindel. de la Compañía adoro a los cuatro hobbits (y soy defensora acérrima de Frodo como Portador, tiene un corazón fuerte que no le cabe en el pecho, y un aguante que ni los más sabios), la dinámica entre Legolas y Gimli me da la vida, los diálogos de Gandalf (sobre todo cuando discute) me encantan, y la evolución de Aragorn creo que es super interesante. En fin, nunca tengo palabras adecuadas para describir todo lo que las páginas de este libro me hacen sentir cada vez que lo leo. Nunca será como la primera vez, pero siempre habrá algo nuevo de lo que darme cuenta, o hechos que había olvidado (o confundido con la versión de las películas, de tantas veces que las he visto) No me quiero enrollar más aquí, sólo diré que, sin lugar a dudas, esta no será la última vez que relea El Señor de los Anillos. |
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