Las dos vidas de Mina Índigo

Magnífica lectura. Una historia interesante, una ambientación magnífica y personajes que atrapan. La descripción de la Barcelona de 1888 a las puertas de la Exposición Universal demuestra el gran trabajo de documentación que ha hecho la autora. Leceaga logra llevarnos a las calles del Raval o adentrarnos en las mansiones de las “familias bien”, oler el humo y los vapores de las fábricas o los perfumes de las señoras en sus reuniones para tomar el té.

Me ha gustado el crimen, la forma de plantearlo y la investigación, ya que refleja muy bien las diferencias sociales y los intereses de los que controlaban la sociedad de la época. Aunque acerté en mis sospechas iniciales de quién era el asesino, reconozco que hubo otros giros que lograron sorprenderme.

Los personajes están muy bien construidos. Mina es maravillosa, compleja, valiente, decidida, aunque no es una heroína perfecta. Arrastra errores y demonios y un pasado del que no terminaremos de descubrir todos sus secretos. Zelda ofrece un contrapunto perfecto y el Baxter, a pesar de lo secundario que es, me ha encantado. Hay romance, sí, pero está bien elaborado, desarrollado, no es forzado ni resulta un “pegote” solo porque sí, que ya sabéis que es algo que no tolero. Además, el doctor Ellis es otro personaje con su pasado y sus secretos y complementa muy bien a Mina. Ninguno de los personajes principales es plano, todos cambian, evolucionan y se agradece.

La lectura es ágil, rápida y a pesar de todos los datos que ofrece, no se hace pesada. Un reconocimiento aparte a las descripciones que hace la autora, tanto de los lugares y las sensaciones como, sobre todo, de los vestuarios.