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Estamos en 1888. En el pasaje de Permanyer, entre grandes pilares de piedra y un eterno olor a lavanda, se encuentra la casa más embrujada de la ciudad. En ella se celebran a puerta cerrada numerosas sesiones espiritistas para damas de la alta sociedad, ya que cómo todo Barcelona sabe, Mina Índigo habla con el más allá. A las puertas de la celebración de la Exposición Universal, sucede una desaparición que hará temblar los cimientos de este acontecimiento histórico tan importante, y si nuestra amiga quiere seguir conservando su reputación y estatus, tendrá que implicarse a nivel personal; junto al nuevo patólogo inglés recorrerán las calles del Raval y asistirán a lujosos bailes en el Liceo, sin olvidarnos de todo aquello que sucedió en Cuba, ni lo de Viena… ya se sabe que los fantasmas son como los recuerdos, y siempre andan siguiendo a los vivos (como un aroma o el recuerdo de un dolor) No me tiembla la mano al ponerle 5 estrellas a este libro. La autora conjuga una Barcelona llena de descripciones, en los que conoceremos desde la jet set de la ciudad, con sus falsos rostros y apariencias, hasta las zonas más pobres y trabajadoras, llenas de reivindicaciones y luchas. Los personajes están magníficamente trazados: Mina, Ellis, Zelda, Baxter se quedarán contigo, e incluso te acordarás del fantasma de las Tres Cruces… Casi 700 páginas de suspense, espíritus, realidad y engaños (¿o verdades a medias?), partes históricas e investigaciones policiales. ¡No le puedo pedir más! Es el primer libro que leo de Alaitz y estoy segura que no será el último :) |
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