Verdad o reto

Liv, Martina, Max y Anton son mejores amigos, igual que sus padres. Por fin son lo suficientemente mayores para celebrar el fin de año en su propia fiesta. Por las ventanas de la mansión pueden ver en la villa vecina como sus padres se divierten, se emborrachan y bailan sin parar, completamente ajenos a sus hijos. Cuando los jóvenes comienzan a jugar a verdad o reto, los secretos más oscuros de las cuatro familias salen a la luz. Feliz año nuevo, solo para aquellos que logren entrar con vida, claro.

Comencemos por lo evidente, se trata de un registro mucho más juvenil e informal de lo que nos tiene acostumbrados su autora, que a mi personalmente no me ha molestado en absoluto. Destaca también su brevedad, apenas cien páginas donde prácticamente no hay margen de escritura para la ambientación. Es una historia que va al grano, que enseguida coge ritmo e invita a leerla de una sola sentada.

Pese a su brevedad, sí que podemos llegar a apreciar una evolución en los personajes y un gran trabajo de humanización en ellos. Son jóvenes reales, con preocupaciones y traumas, que luchan por sobrellevar en un mundo de apariencias y dinero al que nadie les ha preguntado si quieren pertenecer y jugar su rol.

Me gustan mucho las historias que suceden en una sola noche, creo que son mucho más intensas, y es precisamente el caso. El lector es testimonio de cómo la noche se tuerce a medida que pasan las horas, y como el juego poco a poco se les va de las manos. Camilla logra meterte de lleno en la trama, eres consciente de que la noche no terminará bien, pero necesitas seguir acelerando en la lectura y disfrutar del proceso. Eso sí, el final para mi gusto un tanto abrupto, y hasta aquí puedo leer.

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