Una jaula de oro

“Él nunca cuestionaba su buen gusto, además, se sentía orgullosísimo cuando los invitados le pedían el número del decorador. En esos momentos, permitía que ella resplandeciera” ~ Una jaula de oro de Camilla Läckberg.

El libro empieza fuerte. Con la aparición de sangre, supuestamente de la hija de Faye, y una acusación de la policía hacia Jack, padre de la niña y marido de Faye. ¿Cómo han llegado a ese punto? A partir de ahí nos relata la vida de Faye, intercalando con episodios de su pasado un poco oscuro, porque Faye no se llamaba antes así.

Desde que conoce a Jack, Faye vive en una relación bastante tóxica. Él la maltrata psicológicamente al tiempo que se aprovecha de su inteligencia pero ella no quiere salir de su jaula de oro. Poco a poco la relación se va deteriorando hasta un punto en el que Faye se plantea dar un giro de 180 grados a su vida.

Una historia interesante y que no estaría mal; una historia que te venden como la de una heroína, un ave fenix que resurge de sus cenizas y que estaría genial si no fuera porque lo que plasmó la autora en la personalidad de Faye es, para mi, la antítesis de una heroína. Lackberg ha creado un personaje femenino in-so-por-ta-ble y una historia que no hubiese terminado si no me hubiese reído tanto porque no tiene ni pies ni cabeza. Eso sí, se lee de un tirón y algún personaje se salva, pero vamos, se cuentan con los dedos de una mano y te sobran cuatro.