Por siempre jamás

Maite está bloqueada, de sus dedos no sale una línea más, por ello intenta despejarse en el parque, sin embargo, algo la perseguirá, la capturará y la llevará a un mundo en el que nunca imaginó que acabaría. Así es como Maite entra en su propia historia inacabada obligada a encontrar un final o perecer en el intento.

Así comienza la historia de Maite, un cómic que nos lleva al enfrentamiento de la página en blanco (e incluso más allá al del síndrome del impostor) y a la idea de responsabilidad. Es cierto que, en cierta medida, toda esta carga viene por parte de Maite, pero sus personajes no se quedarán atrás, Yo y Fernweh serán sus compañeros en este aventura que no para de salírsele de las manos. El objetivo es doble, un final para la historia y salvar a sus personajes.

Para presentarnos esta problemática donde, siendo un shonen, lo psicológico prima, la autora utilizará el recurso del humor y de las narraciones de aventuras. Yo es adorable, le male es muy male y Fernweh será shippeado. Sin embargo, a pesar de lo divertido y fluido de la trama no debemos dejar de lado lo que nos enseña: a creer en nosotros mismos y a saber en quién apoyarnos (ah, y que no te dejes invitar a cervezas tan fácilmente claro).

A nivel de arte, se nota que este es anterior a las actuales producciones de Laurielle, ya que en el tomo podemos ver personajes muy parecidos a ‘Asalto al castillo' y otros que aún no se dejan llevar por esa redondez. Además, al haber personajes del mundo real, encontramos una propuesta para mí muy interesante que es, dentro de lo fantástico, dotar a los personajes humanos de cierto realismo. En este sentido Maite me ha encantado. (Yo también, pero es que cómo no quererlo)

Una obra que he disfrutado un motón, interesante en su historia y que os recomiendo sin duda. Espero que os guste.


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