Viajamos a Manawaka para conocer la historia de nuestra protagonista Hagar Currie. Una lectura narrada en dos tiempos, pasado y presente, su infancia y cuando Hagar tiene noventa años y está al cuidado de su hijo y su nuera. La autora nos presenta a varios personajes, situaciones y anécdotas que vive la protagonista a lo largo de su vida. Los capítulos son bastante largos pero el estilo narrativo me ha gustado, la manera en la que están contados y aún habiendo varios saltos temporales en el mismo no me he sentido pérdida en ningún momento. Bien es cierto que me ha costado mucho empatizar con la protagonista en algún que otro aspecto y que si tuviera que elegir un tiempo me quedaría con el presente donde a Hagar le cuesta asumir el paso del tiempo y las consecuencias que traen tanto para ella como para su entorno. Es difícil hacerse mayor, perder capacidades, enfermedades... pero con el apoyo y los cuidados necesarios es más llevadero. No todo el mundo tiene la suerte de tener a alguien que se preocupe y este ahí en esta etapa de la vida. En general es un libro que me ha gustado pero del que esperaba un poquito más. Una lectura rápida con reflexiones importantes de las que creo que todos podemos aprender mucho. |