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Crítica de julycbooks


julycbooks
29 May 2021
Tengo tantas cosas que decir que no sé ni por dónde empezar.

Este es uno de los mejores libros que he leído en el año, puede que incluso en toda mi vida. Y esto no es algo que yo diga a menudo. Me ha gustado tanto que me he planteado seriamente no devolverlo a la biblioteca jamás.

En el país de la nube blanca narra la historia de dos mujeres inglesas que allá por los años 1850 emigran a Nueva Zelanda, una tierra poco poblada y aún algo salvaje, para contraer matrimonio con hombres que no conocen. Ambas provienen de mundos muy distintos: Helen es una sensata institutriz, hija de un humilde vicario, mientras que Gwyn es parte de la nobleza inglesa, hija de un próspero criador de ovejas. Sin embargo, Helen y Gwyn se hacen amigas a bordo del barco que las lleva a este futuro incierto y sus vidas se ven más entrelazadas de lo que esperaban.

Esa es la trama a grandes rasgos, pero va mucho más allá. Si bien el libro sigue la vida de estas mujeres por alrededor de 25 años, o quizás debido a esto, hay muchísimos personajes con sus propias historias e infinidad de subtramas. La construcción de estos personajes es excelente, la autora logra que enseguida empatices y te encariñes de algunos y que detestes con fiereza a otros. Además, querer saber cómo acaba su historia te mantiene pegada a las páginas en todo momento. Y eso no es fácil de lograr, teniendo en cuenta que el libro tiene 750 páginas.

Este libro es algo que no leía en un buen tiempo, pero que sin duda disfruto un montón: novela histórica. Y en ese aspecto, no me queda más que aplaudir a la autora. La ambientación del libro es exquisita, detallada y totalmente atrapante. Está lleno de detalles que enriquecen muchísimo la historia, te hace aprender y querer saber más sobre cosas que nunca antes te habías planteado estudiar, como la colonización de Nueva Zelanda o el comercio de lana. Además, los maoríes, su cultura y sus tradiciones, son gran parte de este libro, y eso me encanta. El trabajo documentación de Sarah Lark es impecable, porque es fiel a la realidad hasta en los pequeños detalles. Por eso, te sientes en todo momento como si estuvieses cabalgando por las salvajes tierras neozelandesas y conviviendo con los peculiares poblados maoríes. Sé que debido a esto el libro puede resultar lento en ciertos puntos, pero es precisamente esta ambientación tan cuidada lo que lo hace especial para mí.

Y esto viene estrechamente ligado al hecho de que Sarah Lark escribe de maravilla. Su estilo es sobrio, sofisticado, pero a la vez directo, sin enredarse con palabras innecesarias. Leer su prosa es una delicia, ya que es capaz de presentarte con mucha calma a un montón de personajes, lugares y situaciones de un modo totalmente entendible y querer hacerte leer más y más.

Oh, y hablando de personajes. Todos y cada uno de ellos están excelentemente construidos, desde las protagonistas hasta los más insignificantes secundarios. La autora se toma el tiempo para te hagas una idea del carácter de cada uno de tal modo que puedes predecir cómo van a reaccionar en ciertas situaciones.

Lucas es un personaje que me crea sentimientos encontrados. Por momentos lo detesté, por ser tan cobarde y permitir que le pasarán ciertas cosas horribles a Gwyn, pero luego, hacia el final de su historia, comencé a tomarle cariño, a comprenderlo, a ver la bondad en él y todo lo que sufrió. James McKenzie sabe describirlo muy bien: "Un ser bueno, aunque vulnerable, nacido en el tiempo y lugar equivocados".

Gerald me dio un mal presentimiento desde el primer momento, se me hizo un hombre muy desagradable, pero con el pasar de la historia no pude hacer más que odiarlo profundamente. Todo lo que hace me repugna, me da ganas de ahorcarlo, pero al mismo tiempo me llena un sentimiento de impotencia el saber que nada se puede hacer contra alguien como él, que maneja las tiendas del poder, a pesar de su inmensa ignorancia.

De las protagonistas no diré mucho, aunque podría estar horas aquí hablando de ellas porque me parecen sencillamente increíbles. Ambas son fuertes, pero cada una a su manera. Gwyneira es luchadora, audaz, vivaz, salvaje incluso. Helen es más correcta y sosegada, pero sin perder esa llama interior y el amor hacia el prójimo; me conmovió mucho su relación con las niñas huérfanas.

Las historias de estas dos mujeres son similares en cierto modo, ya que ambas se embarcan hacia un continente desconocido para casarse con hombres que tampoco conocen, y ambas deben adaptarse a lo que les toca. Sin embargo, se marcan muy bien las diferencias sociales entre ambas, ya que mientras Helen debe aprender a ordeñar las vacas, cocinar y limpiar, Gwyn debe aprender a manejar a la servidumbre encargada de esas mismas tareas. Pero estas diferencias sociales no separan a las amigas, que se apoyan una a la otra en los momentos difíciles, sorteando las dificultades que la distancia y sus nuevas familias les ponen en el camino.

En toda esta historia también hay lugar para un toque de romance, y la relación de James y Gwyn es preciosa, pero con un montón de trabas y tropezones, tantos que cuesta creer que en algún momento obtendrán su final feliz. Supongo que tendrán que leer el libro para averiguarlo.

Debo añadir que hacia el final no podía evitar reír en voz alta cada dos por tres. Se crea un vínculo tan bonito entre el lector y los personajes que ya formas parte de esos chistes privados que deja caer la autora.

Por otra parte, el libro logra mostrar lo mal que lo pasaban las mujeres en la época, todo lo que sufrían en silencio, y nunca lo romantiza como en otras novelas históricas, sino que lo repudia y denuncia. Algo que se ve retratado muy bien es la ignorancia sobre el sexo y el parto que tenían, cómo se veían obligadas a aprender sobre la marcha sin nadie que las guiara, ni sus propios esposos, por ser considerado algo "indecente". Casi increíble, pero no tanto si vemos el lugar en el que estamos hoy en día.

Para finalizar esta reseña, diré las palabras que he estado conteniendo durante un buen rato: En el país de la nube blanca es un libro sencillamente maravilloso. Tiene una ambientación perfecta, personajes muy bien construidos y un estilo de escritura impecable. Pero, sobre todo, una historia que me ha hecho sentir con cada página.


PD: Sentía que necesitaba un epílogo para cerrar mejor la historia, pero luego recordé que es una saga y me entraron unas ganas tremendas de tener en mis manos el siguiente libro.
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