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Novela curiosa la de Lamberti. No tengo ni idea que cómo calificarla. Desde las primeras líneas nos encontramos con una historia diferente, rara, surrealista, ridícula y con cierto punto de extravagancia. Una historia sacada de un catálogo de IKEA, pues como los muebles de esta famosa tienda tienes que ir montándola poco a poco hasta tener la foto completa. Por una parte, tenemos a Angélica Gólik, maestra rural, protagonista y nexo común en torno a la cual gira todo el libro que escribe unos curiosos poemas capaces de hacer que quienes los lean terminen trastornados y enloquecidos cual Alonsos Quijanos contemporáneos. Por otro, una serie de personajes a cada cual más rocambolesco que nos cuentan a través de saltos temporales, testimonios, reflexiones, diálogos e incluso una entrevista, una historia curiosa y entretenida cercana a un formato de película de serie B de sobremesa. Leerla me ha producido cierto desasosiego. En momentos pensaba que Lamberti estaba poniendo a prueba la paciencia del lector, o experimentando con su capacidad para leer algo distinto, o incluso riéndose de él con capítulos cada vez más locos e inverosímiles, con historias que tienen un punto tan surrealista que no sabes si se está tomando en serio lo que escribe o se trata de una burla con la que dejarte en evidencia al lector. ¿Me ha gustado La maestra rural? Pues creo que detrás de la novela hay un gran trabajo de lamberti. Se nota que es escritor, y que hay mucha dedicación en armar todas las historias para que al final cuadren todas de forma correcta. Además cada capítulo es un microcuento perfecto y autoconclusivo (a excepción de los de Santiago y Angélica que son un diálogo diferido) que están muy bien ejecutados y con un ritmo in crescendo. Peeeeeeero, la multitud de personajes y de capítulos me ha hecho desconectar más de una vez. Eso sí, es una novela que no te deja indiferente. |
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