Jauja

María Broto, al filo de los cuarenta, ha conseguido el papel más importante de su carrera artística.
Tras la representación, a la salida del teatro la espera Rafael, un antiguo conocido de la infancia que viene no sólo a elogiar su actuación si no a darle una mala noticia; su padre Teodoro (con el que no mantiene relación desde hace más de 20 años) ha muerto de forma repentina.

En el transcurso del viaje en coche hasta el pueblo en el que se criaron y donde se celebra el funeral, Rafael y María recuerdan el pasado y se ponen al día del presente...Heridas abiertas de la adolescencia, errores cometidos y perdones pendientes que todavía le atormentan en la actualidad.

Una novela que me ha resultado entretenida pero compleja en muchos aspectos. Narrada en dos tiempos; desde la perspectiva de María y Teodoro, todo ello condensado en apenas 48h, desde que Rafael acude a su encuentro hasta que María vuelve al teatro para la siguiente representación.