La casa de Liljecrona

Uno de mis propósitos de este año era volver a leer novela clásica. Por eso me apunté –con la intención de cumplirlos- a los retos de Un lector indiscreto y de Las inquilinas de Netherfield. He de decir que lo llevo bastante bien pues ya he leído 3 clásicos y tengo otro a la espera.

Elegí esta novela porque me enamoró su portada. He de reconocer que no había oído hablar de esta autora sueca a pesar de haber sido Premio Nobel de Literatura en 1909. Pero fue ver el título, la preciosa y evocadora portada y leer un par de comentarios en Goodreads y saber que tenía que leerlo

Eleonora es una niña de trece años a la que todo el mundo conoce como “Pequeñita”. Es el invierno de 1800 cuando entrará a trabajar en la rectoría de Lövdala. Justo el día de Nochebuena, con un frío tremendo. Su propia madre también trabajó allí y guarda muy buenos recuerdos.

En la rectoría viven el pastor Lyselius, un hombre que es todo luz y bondad, siempre sonriente y con algo agradable que decir. Con él vive su guapa hija Maja Lisa, de diecisiete años. La madre de la chica murió cuando esta era una niña y desde entonces viven el padre y la hija juntos, siendo muy felices. Pero un día llega una mujer a la rectoría, la doncella de la condesa del lugar. Se queda a pasar unos días pero, desgraciadamente para todos, su estancia se convierte en permanente pues se casa con el pastor. La señora Raklitz es una mujer seria y amargada que va a cambiar la vida, hasta entonces tan apacible y alegre, de los habitantes de la rectoría.

La novela comienza con una escena que nos pone rápidamente en situación. Es el día de San Esteban y ha caído una nevada tremenda. Pequeñita, su madre y su hermano menor deciden arriesgarse e ir a casa del tío como todos los años. El camino es largo y lo tienen que hacer andando pero la recompensa será una buena comilona y, teniendo en cuenta las privaciones que pasan, algo así no es de desdeñar. A pesar de las dificultades, Pequeñita consigue llegar a su destino, demostrando valentía y fortaleza de carácter. Es por eso que la esposa del rector decide que vaya a su casa, a servirles. Desde entonces, Pequeñita pasará a ser compañía de Maja Lisa, en cuyo cuarto dormirá. Por eso, enseguida se dará cuenta de lo que ocurre en esa casa, de lo mal que la madrastra trata a Maja Lisa sin que el padre se entere de nada.

La novela se ambienta en la Suecia rural de principios del siglo XIX y, en este sentido, puede ser considerada una novela de ficción histórica o quizás mejor una novela costumbrista ya que nos habla de la forma de vida en un pueblo remoto, aislado por el invierno, cuya vida gira en torno a la rectoría. El párroco es la piedra angular de la comunidad, rige sus destinos en un momento en el que la religión tenía una importancia básica. La autora no es prolija en descripciones que pudieran enlentecer el ritmo narrativo pero, aún así, da los datos justos para situarnos bien en el lugar, haciéndonos una idea de cómo transcurren allí las cosas.

En ciertos aspectos, la novela recuerda a los cuentos clásicos. Especialmente al de Blancanieves que evoca en varias ocasiones. al fin y al cabo, la protagonista es una chica joven que es maltratada psicológicamente por una madrastra horrible. Cambiamos reina y princesa por mujer del párroco y su hija y ya tenemos el cuento hecho realidad. También recuerda a otras novelas clásicas del estilo en el que una mala mujer hace la vida imposible a una bella y dulce huérfana mientras que el padre no se entera de nada. Por si fuera poco, hay un punto –pequeñito y delicado- de realismo mágico que unido a la ambientación casi mágica en ese profundo invierno blanco sueco le da un toque muy especial.

Las protagonistas de la novela son Maja Lisa y Pequeñita, que la adora y quiere ayudarle a conseguir la felicidad. Maja Lisa se debate entre el amor por su padre que está muy delicado de salud y al que no quiere dar ningún disgusto por lo que no le cuenta la situación real de su casa y sus ansias por hacer su vida y tomar las riendas de su vida. Por si fuera poco, conocerá el amor y, como no pudiera ser de otro modo, éste resulta ser complicado; tendréis que leer la novela para saber cómo se resuelve todo.

La novela se estructura en capítulos sin numerar y con títulos de una extensión media. Es un narrador omnisciente quien nos va contando la historia con un estilo pulcro y cuidado pero fácil de leer. El libro es corto, poco más de doscientas páginas y resulta entretenido y de amena lectura.
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