La chica que vivió dos veces

Con La chica que vivió dos veces se pone fin a la segunda trilogía de Millenium. Probablemente eso sea lo único que puede afirmarse, porque no tengo nada claro que sea el fin de la serie como tal. Porque dejar de lado un personaje como el de Lisbeth Salander parece todo un derroche. Si fuera una película, está claro que tendría continuación. Tratándose de literatura, no es tan seguro.
Un cierre muy brillante, porque probablemente esta sea la novela más redonda de esta segunda trilogía, una novela en la que la presencia de los dos personajes está mucho más equilibrada que en las anteriores, en las que el personaje de Lisbeth había literalmente fagocitado al de Mikael que se había convertido casi en un secundario.
Aquí, por más fuerza que tenga la parte de Lisbet, puro thriller más que novela negra, no se queda atrás aquella en la que interviene Mikael con una acción mucho más de novela negra escarbando en el pasado de unos personajes que tienen una deuda con el pasado que parece ser que va a cobrarse ahora destrozando sus vidas.
Esa combinación de thriller y novela negra hace de la chica que vivió dos veces una novela muy peculiar y desde luego con mucho ritmo, en el que quedan cerrados todos los cabos sueltos que el personaje de Lisbeth había ido dejando desde su inicio, aquellos que marcaron su modo de ser y el de su hermana.

Una segunda trilogía en la que por lo menos yo, no he echado de menos a Stieg Larsson, porque el estilo narrativo de David Lagerctantz me parece muy brillante y sencillo. de hecho en el encuentro que un grupo de blogueros tuvimos con el autor, comentábamos que en sus novelas no habíamos tenido el problema del aluvión de nombres que se le venían al lector encima en la primera trilogía, que la convertían en algunos momentos en un suplicio para intentar recordar quién era quién. Porque aquí, con menos protagonistas, queda mucho más claro para un lector español que sin duda en su mayor parte se pierde ante nombres suecos, quién es quién en todo momento de la trama.
Menos páginas que en la trilogía anterior (además con letra más grande), hacen también que la lectura sea más rápida. Soy de los que piensa que la época del pasado en que los escritores cobraban por palabras pasó a la historia y que hoy día, no por tener más páginas un libro es mejor.
Tal vez por eso haya disfrutado tanto con esta segunda trilogía, en el que las descripciones y los personajes son más livianos y te permiten disfrutar mejor de una novela a la que no le sobra nada.

Esta tercera novela puede incluso leerse para aquellos que no hayáis leído las dos anteriores de este autor, siempre que tengáis la base de cómo es el personaje de Lisbeth, uno de esos protagonistas de novela negra difícil de olvidar.
Por cierto, una novela que ha arrancado directamente al puesto número 2 de ventas. Probablemente porque los seguidores de la serie tengan mucho interés en saber cómo se cierra. A mi gusto, un cierre muy conseguido.
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