En una españa post-guerra, Andrea, el personaje principal, se enfrenta a la vida de su familia enloquecida por la pobreza y la situación política de España. A lo largo de los capítulos, nos encontramos con la angustia, el dolor y la esperanza de una mejor vida. Sin embargo, Andrea reconoce que no puede desear nada más que sobrevivir, que lo único que le queda en ese mundo convulso es vivir con lo poco que tiene y aprender a disfrutar, mientras vienen tiempos mejores, los pequeños placeres de su vida: la amistad, el arte, y la soledad misma. A lo largo de la historia, la sensación de que nada es alcanzable y nada está prometido, termina causando un ambiente de insertidumbre y melancolía donde Carmen Laforet nos recuerda que, aunque no esperemos una mejor vida, la vida misma siempre puede devenir peor o mejor, y que queda en cada uno de nosotros estar abierto a las nuevas circunstancias. |