Me he quedado tan prendada de la autora como devastada por la novela. No por el final sino por la novela en sí. Es miserable lo que les pasa a todos los personajes de la casa a la que llega a vivir Andrea. Viven lo que les ocurre desde la cotidianidad. Desde la costumbre. ¿Lloran?,sí. ¿Se quejan de su pobre suerte?, también. Pero desde la naturalidad . Desde esto es lo que hay y mañana será otro dia. Es lo que me deja más tocada cuando leo estas novelas costumbristas donde lo que pasa alrededor del personaje principal es lo terrible. Y sobre todo porque todo sucede en la Barcelona de mediados del SXX, o sea, ayer. Efectos de la posguerra, la analfabetizacion, la pobreza. Aquella España.
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