Uno de los principales problemas de la novela es la actitud de los personajes. Principalmente la poca credibilidad de Lucía, quien se la pasa llorando capítulo tras capítulo de una manera que logra ser exasperante. Expresa continuamente que su mundo está lleno de penas y lamentos, que todos la juzgan de manera irracional y que nadie la entiende. Porque ella es la víctima durante toda la historia. Por otro lado se encuentra Alex, un joven que en cuanto llega a la vida de Lucía desata esa manera pasional y dedicada de amar a alguien.
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