De verdad que el enganche que tengo con esta trilogía no me parece normal. No es nada del otro mundo, de hecho la historia del trío me recuerda muchísimo a Memorias de Idhun, pero me lleva loca. En este segundo libro, hay una cosa que me ha chirriado todo el rato y es que Roth no para de decir la palabra "enana". No me pega para nada y no recuerdo que en el primero lo dijera, así que no entiendo por qué ahora no para. Salvo alguna cosilla que he visto incoherente respecto al primer libro, mantiene el nivel y la adicción. La historia continúa exactamente donde termina El beso del infierno y en este averiguamos más sobre Layla, Roth y Zayne. Si en el primer libro fui Team Roth, confieso que en este segundo he amado a Zayne muchísimo, y a Roth lo tiraría por un barranco, independientemente del final 😑 Por otro lado, OMG el final del libro. Vaya pedazo de gancho para el tercero. No me lo he visto venir en ningún momento y me ha dejado flipando. Tanto que voy a empezar ya el tercero, porque es obvio que necesito saber cómo termina esta historia. |