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Este libro es el que pone punto final a la trilogía de los Hermanos de Vincent, aquí conocemos al hermano mayor, Devin. Según los libros anteriores, el heredero es el hermano más frío, recto y snob de todos ellos. Es el que ha seguido los pasos de su padre en los negocios (bueno, más o menos). Tras la muerte de su padre, en realidad antes incluso, se convirtió en el cabeza de familia para todos los hermanos. Es totalmente hermético, inaccesible, ni tan siquiera para sus dos hermanos pequeños. Por otro lado, tenemos a Rosie, que ya la conocíamos en el libro anterior. Rosie está obsesionada con todo lo relacionado con los espíritus; cree en ellos a pie juntillas y colabora con cualquier organización que se interese sobre ello. También es abierta, estrambótica y puede que algo alocada. En realidad, Devin y Rosie son polos totalmente opuestos, o tal vez no tanto. Es el libro que más me ha gustado de los tres. La tensión sexual y el punto de misterio que tiene este libro no lo tienen los dos anteriores (aunque también son muy recomendables). Poco a poco conoceremos los secretos que tiene enterrados en lo más hondo Devin, no todos le pertenecen. Y tal vez, gracias a él sus hermanos son como son. Es una historia que me ha durado un suspiro de lo enganchada que me tenía. Es de esos libros que te hacen estar despiertas hasta la madrugada. Tiene unos giros increíbles y muy bien trabajados. La parte romántica es divertida, sexy y real. Te ríes y suspiras a partes iguales. Y el final… ese final. No le he puesto las cinco estrellas porque un suceso del final me ha parecido cogido por los pelos y poco creíble y otro bastante prescindible. Por lo demás es una novela increíble. Tal vez no sea la trama más elaborada del mundo, pero es mágica y el final perfecto por esta trilogía. Una vez más, Jennifer L. Armentrout no decepciona, sus libros siempre son adictivos. |
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