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El mejor de la trilogía sin lugar a dudas. Tiene todo lo que esperaba en una historia así: misterio, espíritus, Nueva Orleans y personajes con mucha química 🔥 A diferencia de las dos primeras partes (en las que la historia no estaba mal, pero tampoco era para tirar cohetes) en esta última parte se da resolución a todos los misterios, las cosas raras que se iban viendo en los anteriores libros y se conoce más en profundidad a los personajes. Y es que una de las mejores cosas que tiene la novela son sus personajes. Jennifer siempre ha sido especialista en crear muy buenos personajes: magnéticos, atrapantes y con mucho carisma. Y aunque en los libros anteriores me cojeaban un poco los rasgos y caracteres de los protagonistas, en este caso me han encantado. Tanto Devlin como Rosie son eléctricos, tienen chispa y funcionan muy bien juntos. Tenía especial interés en conocer la historia que había detrás de Devlin y me ha gustado mucho, la más sentida sin lugar a dudas. Y ya no solo eso: me ha encantado la ambientación más misteriosa, entremezclada con el espiritismo, los fantasmas y toda esa aura que echaba tanto de menos en una historia ambientada en Nueva Orleans. En este último libro sí se tira de misticismo y es un gran sí a la trama, la ambientación y la historia en sí. Además, hay algunos plot por ahí que están bastante bien y se da un cierre y final muy digno a la trilogía. + Leer más |