La red infinita

Si tuviéramos que hablar de artistas que han trabajado la obsesión y la repetición probablemente se nos vendrían varios nombres a la cabeza, pero sin duda sólo una persona representa “el arte de la obsesión”: Yayoi Kusama. Actualmente la artista japonesa es una de las figuras más grandes del mundo del arte, de sobra conocida por sus característicos puntos de colores llamativos que cubren infinidad de superficies y se extienden como una red infinita. Pero lo que igual la mayoría desconoce es que Kusama ya formaba para de la escena artística underground de Nueva York de la década de 1960, cuando dejó su Japón natal huyendo de una familia conservadora para seguir su sueño de ser artista.
Ahora, con 94 años y aún en activo nos presenta “La red infinita” una autobiografía a modo de retrato con la que podemos conocer las múltiples capas de esta fascinante artista. Desde su infancia opresiva en el Japón de la posguerra, sus primeras exposiciones en Estados Unidos, las penurias hasta consagrarse como artista, sus performances vanguardistas como los “happenings” y las polémicas orgías públicas -en protesta por la guerra de Vietnam-, hasta la enfermedad mental que la acosa desde la infancia y su vida actual en el hospital psiquiátrico de Tokio donde reside voluntariamente y sólo abandona diariamente para trabajar a su estudio situado a pocos metros. Su vida también nos ofrece una instantánea deslumbrante de la ciudad de Nueva York de los años 60 y 70 y sus encuentros con artistas como la relación con Georgia O'Keeffe, gracias a la cual viajó a Estados Unidos, su amistad/rivalidad con Andy Warhol, compartir edificio con Donald Judd y su relación romántica con Joseph Cornell.
El arte de #Kusama, ya fueran sus pinturas, esculturas e instalaciones, nace y sigue siendo fruto de una no tan silenciosa desesperación por mitigar sus continuas batallas con la neurosis obsesiva que le provocaba alucinaciones.
Es curioso como la fama internacional le llegó ya estando en el psiquiátrico donde ingresó voluntariamente hace décadas y el mundo volvió a fijarse en ella, convirtiéndola en una de las artistas vivas más cotizadas del mundo. Su autobiografía sirve así para dar visibilidad a los problemas de salud mental que afectan al mundo del arte, además del racismo y machismo con los que ha lidiado durante su larga carrera.
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