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Dado el clímax alcanzado en la anterior novela, era complicado que este cierre de la trilogía de Nuncanoche estuviera a la altura de los anteriores libros. Durante los primeros compases de la novela da la impresión de que el autor está alejándose más y más del desenlace introduciendo tramas y personajes que no son realmente relevantes, pero solo es así en apariencia dado que todo está orquestado para guiar a Mia hacia su destino, ese que parece tan empeñada en eludir. No obstante, si bien cumplen su función una de estas tramas carece por completo de interés, que a pesar de estar narrada de forma muy efectiva no deja de dar la sensación de que sobra. Un aspecto muy positivo es que las revelaciones que se producen no están forzadas, resultan naturales lo cual se agradece, puesto que es terriblemente irritante cuando los autores se sacan de la manga trucos injustificados. Quizá hubiera preferido una batalla final menos artificiosa, puesto que da la sensación de que estamos asistiendo a una pelea de Dragon Ball, claro que se justifica por la naturaleza de los contendientes, pero después de duelos como los que se producen en Godsgrave resulta un tanto sosa. Un buen final para una trilogía muy entretenida, a pesar de sus defectos consigue darnos un desenlace digno de lo que se nos ofreció en las otras dos partes. |
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