Yasir [...] pasó al servicio de Radhia y pudo dedicarse por completo al estudio y a su formación en la biblioteca. Sus almas se fueron acercando, las confidencias y las desgracias que la vida les habian deparado formaron un lazo que ya no pudieron y no quisieron deshacer. Sus corazones y sus almas se cerraron a todo lo que no fuera ellos. [...] ¡ Dios escribe derecho en renglones torcidos! Con esa frase que les pareció lapidaria justificaban sus vidas.
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