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El libro comienza con una desaparición, la del protagonista, un hombre de mediana edad cuya afición son los insectos, y por ese motivo viaja a una zona de playa de Japón, en cuyas dunas cree que encontrará un tipo de escarabajo. Cuando llega a ese lugar no encuentra lo que busca, solo un clima asfixiante y muchísima arena, además de la desconfianza de los aldeanos. al perder el autobús de vuelta tiene que quedarse allí a pasar la noche, y los aldeanos le llevan a casa de una mujer viuda para que le aloje. En ese momento empieza la pesadilla. El protagonista se da cuenta de que aquella gente vive sometida a la arena, que se cuela por cualquier resquicio dentro de las casas, y es por ello que tienen que quitar cubos y cubos de arena cada noche. Aún así los granos están presentes en todas partes: el agua, la comida, la piel…creando una atmósfera de lo más asfixiante. A la mañana siguiente el protagonista descubrirá que la escalera por la que había accedido a aquella casa ya no está, y las dunas le impiden escapar de aquella prisión de arena y la mujer que habita en ella. El estado de ánimo del protagonista pasará de la rebeldía a la desesperación, planificará diversas estrategias para intentar escapar de allí, hasta llegar a un punto en el que su rutina se convierta en normalidad. La lectura ha sido de lo más atrayente, no podía parar de leer porque quería saber cómo iba a evolucionar la historia, y, al mismo tiempo, sentía un agobio creciente por la situación, incluso hasta el punto de llegar a sentir en mi boca la omnipresente arena. Sin duda Abe es todo un experto en el arte de provocar angustia e inquietud en el lector al describir situaciones desasosegantes de las que no parece haber escapatoria alguna. Muy recomendable. |