La estrella de la mañana

Seré sincera: no se si he leído una obra maestra o una pretenciosa castaña. Para empezar, las casi ochocientas páginas son excesivas, sobre todo por la lentitud con la que añade notas de suspense para contar una historia donde lo cotidiano se ve amenazado por lo inusual. Dividida en dos partes, los dos días de verano desde la aparición de una nueva estrella en el cielo, los personajes cuentan, en primera persona, cómo son sus vidas mientras son testigos de que algo anormal sucede en el cielo. Algo como "eso no tendría que estar ahí arriba pero yo voy a continuar con mi vida que es lo único que tengo". Eso si, unas vidas un tanto caóticas, angustiadas, llenas de resentimiento, tristeza, y engaño. de ahí que no entienda el placentero oasis que forman la pareja de Vibeke y Helge, la primera muy enamorada de su marido del que la separan treinta y tantos años y del que acaba de tener una hija, el segundo un arquitecto famoso de sesenta años que deberá hacer frente a una celebración de cumpleaños, tarta incluida. Ya digo, un oasis de calma, placidez, felicidad, ternura... que no pinta nada en medio de un libro repleto de historias amargas, sucias, crueles, con personajes amargados, neuróticos, egoístas... Como Jostein, un periodista vicioso, alcohólico, cínico, mal padre y mal marido que sufre episodios de ceguera que le dejan sin conocimiento. Su mujer Turid es enfermera de un hospital psiquiátrico, un trabajo mediocre y desagradable que no le compensa y que está decidida a abandonar para hacerle más caso a su problemático hijo. Arne, profesor de literatura que a ojos de su hija mayor es un pusilánime, un cobarde egoísta que se esconde tras la enfermedad de su mujer para sentirse un pobre hombre al que le preocupa su exceso de peso, y que cuando consigue ingresar a su mujer en una clínica parece liberado de toda culpa, de toda responsabilidad. También tenemos a Iselin, una prometedora adolescente que acaba trabajando en una tienda y que tiene problemas de adicción con la comida ante su necesidad, no satisfecha, de amor, sexo y relaciones humanas. Algo más moderadas son las historias de dos mujeres: Kathrine, pastora de la iglesia y traductora de la Biblia (como el propio autor) y Solveig, enfermera en un hospital y cuidadora de su madre que sufre una enfermedad degenerativa. Ambas aparecen como mujeres independientes, profesionales y acostumbradas a lidiar con la muerte. "La muerte pertenecía a la vida. La muerte era algo natural. Todo el tiempo venía a llevarse a personas.", dice Solveig. "La vida no era nunca el problema, sino la manera de considerarla.", afirma Kathrine. Emil, un adolescente obsesionado con la música (personaje intrascendente que no aporta nada) y Egil, el vecino y amigo de Arne, separado y con un hijo con trastorno autista que no ve nunca, desempleado, que graba vídeos documentales y cuyo pasado está marcado por una juventud conflictiva y su posterior conversión, "Los pensamientos de Jesús cambiaron el mundo. Los pensamientos de Nietzsche cambiaron los pensamientos.", completan el elenco.
La vida de todos ellos transcurre mientras extraños sucesos se desencadenan y cada uno lo vive de una manera diferente. Para unos es una señal, otros le restan importancia, otros lo ven como algo diabólico, pero no es lo esencial en ningún caso, lo esencial es su vida, su rutina, nada, ni siquiera la presencia de una nueva estrella, el extraño comportamiento de los animales, el muerto que revive en plena mesa del quirófano, el brutal asesinato de cuatro jóvenes... Nada es tan importante como el día a día, la costumbre, la Vida.
Damos por hecho que todo lo existente seguirá existiendo del mismo modo que lo conocemos: el sol, la luna, las estrellas, el amanecer, las mareas... ¿Y si apareciera algo cuya presencia no encaja en nuestro modo de ver el mundo? ¿Y si, de pronto, surgiera en el cielo una nueva estrella? ¿Sería algo casual? ¿Una señal? ¿Una señal de qué?
Ochocientas, casi, páginas dan para mucho y Karl Ove Knausgard aúna tantos y tan interesantes temas (existencia, vida, muerte, casualidad/causalidad, fe, libre albedrío, ley natural, Kierkegaard, Nietzsche) que ya digo no se si he leído una obra maestra o un intento de serlo. Lo que si me queda claro es que la lista de países más felices que hacen todos los años y en los que siempre se encuentra Noruega entre los diez primeros está sobrevalorada... eso o el autor nos miente descaradamente. Una lectura enigmática, intensa, complicada e interesante que merece la pena leer...con paciencia, eso si.