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Broche de oro para la serie de los Ravenel. La historia de Cassandra Ravenel y Tom Severin, o cómo el corazón y la cabeza no tienen por qué ir por caminos opuestos, es una muestra sobresaliente del talento narrativo de Lisa Kleypas para crear historias de amor que cumplen todas las reglas del género romántico pero siempre son diferentes. Un ameno romance histórico ambientado en época victoriana que resulta muy difícil parar de leer. La Inglaterra decimonónica es, sin duda, uno de los periodos favoritos del romance histórico, y,ha producido novelas y series que han enganchado a millones de lectores en todo el mundo. Pero si hay una reina del género, esta es Lisa Kleypas. Su última gran serie está dedicada a los Ravenel, una familia noble de fuerte carácter a cuyos miembros hemos podido conocer en las cinco entregas anteriores, iniciadas por la herencia por Devon del título familiar. La que nos ocupa está dedicada a Cassandra, una de las primas gemelas de este. Como suele suceder en las series de romántica, los libros pueden leerse de modo aislado sin ningún problema, ya cada volumen se centra en la historia de una pareja concreta de personajes, y los lectores reciben la información justa y necesaria sobre los antecedentes de la situación para comprender la trama. Tom Severin es un inteligente empresario, totalmente plebeyo, que ha construido su fortuna partiendo de la nada, gracias a una inteligencia científico-matemática y una visión para los negocios envidiable. Aunque forma parte del círculo de amistades de los varones de la familia Ravenel, no es hasta el comienzo de este libro que conoce a la bella y voluptuosa Cassandra, en un primer encuentro descrito con la maestría, el humor y la ternura a los que nos tiene acostumbrados Kleypas. Cassandra quiere una familia tradicional, y sus intentos de encontrar un amoroso marido durante la rígida temporada social no han dado frutos por el momento. Tom Severin quiere una esposa, pero su triste pasado hace que rehúya los sentimientos, y sus ideas sobre el matrimonio lo ven más como una sociedad de intereses comunes que como una tierna unión; además, es de una clase social inferior a la de ella. Planteadas así las cosas, la autora usa su notable habilidad para que estos caracteres opuestos choquen, se atraigan, vuelvan a chocar... mientras los acontecimientos externos hacen que Cassandra se vea apartada de esa sociedad cuyas convenciones la ponen en una situación comprometida, a la vez que Tom descubre que, tal vez, sí tenga un corazón... Un pretendiente cruel, una valiente doctora, un niño de las calles... la constelación de personajes de esta novela es admirable, construida con pinceladas más que precisas, a la vez que el retrato de los personajes principales los llena de vida y los hace inconfundibles ante nosotros: la ternura y bondad de Cassandra, los miedos que Tom guarda en el fondo de su alma, la compañía y el ejemplo de los libros, el valor de la ciencia y el conocimiento para el progreso humano.... los Ravenel se despiden como solo lo podría hacer la gran Lisa Kleypas: mostrándonos un amor que da sentido a las vidas, pero ante todo unas vidas dentro de un mundo en cambio constante, de auténticos seres humanos, aunque vivan dentro de un romance. |
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