Anhelo compartir mis historias con ella, pero la discreción me ata la lengua, y el silencio alimenta mi soledad.
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Anhelo compartir mis historias con ella, pero la discreción me ata la lengua, y el silencio alimenta mi soledad.
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Agradecimientos de la autora: «Si escribir bien es la mejor venganza, gracias a todos vosotros se le ha hecho justicia a Ofelia.»
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Estoy contenta de que mi historia termine aquí. Pero, mientras vivamos, no hay finales.
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Así, esto es el fruto de todo. No se trata del castigo de la muerte, sino del regalo de la vida.
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¿Quién era la verdadera Ofelia? Había querido ser la autora de mi cuento, no simplemente una actriz en el drama de Hamlet o un peón en el juego mortal de Claudio.
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Nosotras somos como laúdes para los reyes y las reinas. Nos tocan para obtener nuestra aduladoras melodías, pero cuando estamos desafinadas o ellos están inquietos, nos desechan.
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El plan de Hamlet era la venganza, y el amor era el mío.
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Pero recuerda: el marido puede ser la cabeza, pero la esposa es el cuello, y el cuello es el que hace volver la cabeza hacia el lado que quiera.
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- Si me ayudáis, no fallaré. Ofelia, ¡prometedme que me ayudaréis! - ¿Qué otra opción tengo? - dije desesperada -. Estoy casada con vos, y vos lo estáis con la venganza. |
Aprendí que nadie se puede resistir al amor, ya que el agua alisa hasta la piedra más afilada, e incluso el suelo más duro se acaba desmenuzando antes de ser arado.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?