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Rebecca Lane vuelve a su pueblo preocupada por su hermano y cuando vuelve este le encomienda una misión, ir al hotel de Swandord Abbey y entregar el manuscrito de su nueva novela a un escritor famoso que antiguamente ya había robado su antigua novela pero no pudo demostrarlo. Pero cuando va, se reencuentra con el amor de su infancia Frederick, que ahora es viudo y volverán a sentir algo que parecía olvidado. Pero un crimen hará que todo el mundo sospeche de todos, con el misterio del fantasma de una abadesa y casi todos tenían más de un motivo para haberlo asesinado. Un libro muy entretenido desde el principio. Me gusta la narración de la autora, siempre te mete en la historia de lleno y te hace partícipe de todo, de ese romance a fuego lento y de ese misterio por resolver lleno de pistas al más estilo de thriller clásico. La protagonista es valiente y fuerte, hace lo que sea por la familia y me ha gustado mucho como protagonista. Me he sentido parte de esa búsqueda de pistas, como cuando jugaba al Cluedo y una parte podía esperarla pero otra parte me dejó con la boca abierta. Un final bonito y sincero, de reencuentros aunque con partes tristes que demuestran que no todo puede ser de color de rosas, al igual que la vida. Te enseña que se puede perdonar, sanar y que hay que apostar por lo que uno cree con el corazón. |
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