Riding The Bullet

Stephen King es considerado por muchos el rey del terror, ya que es uno de los géneros que más ha cultivado. Pero si algo nos ha demostrado King a lo largo de sus casi 50 años de carrera, es que puede abarcar cualquier género sin muchas complicaciones y conseguir crear historias maravillosas.

Alan Parker es un estudiante universitario que recibe la noticia de que su madre ha sufrido un accidente cerebrovascular, y cómo su coche está estropeado decide hacer autostop para llegar al hospital lo antes posible. Lo que Alan no sabe es que va a iniciar un viaje de lo más tenebroso y oscuro, que lo pondrá contra la espada y la pared y que lo dejará marcado para el resto de su vida.

En “Riding the bullet”, aunque tenemos una buena dosis de terror y suspense, King va un paso más allá ofreciéndonos un relato que invita a la reflexión y ofrece un análisis sobre la fina línea que separa la vida de la muerte, así como sobre las decisiones que tomamos, a priori inofensivas, y que pueden acabar siendo una penitencia para el resto de nuestras vidas, aunque carezcan de un sentido lógico pero que conllevan un gran peso emocional.

En este breve relato, King vuelve a hacer uso de su magia para crear una historia en la que los personajes, y sobre todo los diálogos, son el punto angular. Las conversaciones que mantiene Alan con las diferentes personas que se va encontrando son hilarantes y están llenas de significado, invitando al lector a reflexionar y a hacerle dudar sobre la veracidad de lo que está leyendo.

Estamos ante un relato extraño, donde la metáfora juega un papel importante, así como la libre interpretación que cada persona puede hacer de los acontecimientos y el final de la historia. Es un libro adictivo, que se lee del tirón y que se queda rondando en tu cabeza durante días mientras intentas encajar todas las piezas.