Ojos de fuego

Pobre Charlie. Solo eso puedo decir en estos momentos, y más tras ver todo el calvario que sufrieron ella y su padre. Si bien es cierto que este libro no es el típico tomo de terror que nos suele entregar King (de hecho, no tiene nada de miedo entre sus páginas), entre sus capítulos podemos encontrar una historia igual de intensa y triste para los personajes principales.

Andy y Charlie comienzan este viaje como un equipo. Uno al que le falta un integrante primordial, pero dentro de lo que cabe pueden superar los retos y buscar su libertad, todo eso sin dejar de lado esos pocos momentos felices que de vez en cuando tienen la oportunidad de vivir. al final, tras la locura que se desata ante ellos, la cual es producto de mentes perturbadas y sin empatía, vemos que ya no hay muchas piezas que recoger. El daño está hecho, y Charlie deberá vivir con las consecuencias de los actos que otros sobre sus hombros.

Que duro y que triste puede ser el futuro de esa niña, pero viendo la situación actual del mundo, este panorama me parece demasiado familiar como para pasarlo por alto.