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En esta extensísima (1440 páginas) e intensísima novela de Stephen King, una droga experimental desarrollada por el ejército estadounidense como arma de destrucción masiva termina llegando por error a la población y la exterminando al 99% de ella. Los sobrevivientes, misteriosamente inmunes, son convocados en sus sueños por dos figuras: Randall Flagg, el hombre oscuro, el tipo que camina, que está montando una sociedad basada en la anarquía y el poder de la fuerza en la costa oeste; y la Madre Abagail, una anciana de 108 años que promete la nutrición y la protección de Dios en Boulder. Pronto se vuelve evidente que Dios y el Diablo, como en la película de Bergman, juegan un juego de estrategia donde está en disputa el futuro de la humanidad. Lo bueno de que sea una novela tan larga es que da la posibilidad de crear un relato muy polifónico (hasta hay secciones que focalizan en un perro) y de que los personajes sean tridimensionales, ya que King nos cuenta todo su trasfondo de forma muy completa para darles motivaciones claras y acciones coherentes con esas motivaciones. También hay personajes sumamente memorables, como Tom Cullen, Nick Andros, Larry Underwood, Glen Bateman y Harold Lauder que realmente cobran vida en las páginas y hacen que uno se involucre profundamente con sus destinos (aunque hay MUCHOS personajes - recomiendo hacer listas, para quienes se orientan mejor con ese tipo de herramienta). Creo que lo más interesante de la novela, y lo que más me llegó en este momento que estamos atravesando, es la reflexión sobre qué nos ocurre en momentos de crisis total. ¿Aflora la solidaridad y la empatía, o el individualismo y el instinto de supervivencia? Si hubiese que empezar de nuevo, ¿sería aconsejable volver a los viejos modos de organización social, de imposición de la ley y el orden, de administración del poder, o habría que aprovechar la oportunidad para deshacernos también de las mezquindades que han caracterizado a la humanidad? Este aspecto es el que más destaco de una novela sumamente compleja de la cual, por supuesto, hay muchísimo más para decir. |
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