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Este libro comienza cuando llega un extraño a una gasolinera, conduce un Buick en perfecto estado. Sin embargo, el conductor decide ir al baño y nunca más aparece. La policía se hace cargo del coche y es ahí cuando empieza una historia escalofriante, la historia de un coche con su propia vida, perversa y maliciosa. Los agentes siguen su trabajo, pero el coche de vez en cuando interviene: a veces sus radios y teléfonos no funcionan. A veces el coche empieza a moverse, a producir relámpagos y el maletero se abre para escupir objetos indescriptibles... Hasta parece que es responsable de varias muertes, entre ellas la del agente Wilcox. Tiempo después, el hijo del fallecido empieza a trabajar en la comisaría y decide interiorizarse para saber la verdad del Buick 8. Tuve sentimientos encontrados con este libro. Desde el primer momento me pareció algo extraña la propuesta de un auto maldito pero le di la oportunidad por ser King, sino era él a lo mejor no lo leía… Me gusta muchísimo la manera que tiene de narrar, porque está construido mediante el “Ahora” y el “Entonces”, por lo que la narración se va moviendo entre el tiempo y el espacio. En el “ahora” mayormente nos encontramos en la comisaría durante la conversación entre los agentes de policía y el hijo del agente fallecido y, en el “entonces”, nos movemos según los recuerdos. Es un relato enmarcado y eso lo demora un poco. Desde el comienzo, los propios policías nos advierten que no hay una conclusión, que no esperemos un final y, efectivamente, el libro se mueve un poco bajo esa premisa. Es un libro básico, con una trama que no va más allá. Es lento pero al tener pocas páginas se vuelve un poco más ameno. Las últimas cien se pone un poco más movido porque empieza a haber acción, pero mayormente es una narración, dentro de todo, plana. El final a mí me gustó, se puso movido y creo que el libro lo necesitaba. Sin embargo, no es el mejor libro de King. No tiene el suspenso, ni el terror característico. Está bien para pasar el rato y no mucho más. |
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