Joyride

La sinopsis no da muchas pistas sobre el argumento, pero es parte de la gracia, el no saber qué te vas a encontrar cuando lo empieces.
Pero, ¿de qué trata Joyride? Conoceremos la historia de Carol y Lee quienes han logrado matar al marido de ella. Su plan parecía no tener fisuras, pronto aparece un cabo suelto: Wayne.
Él les ha visto cometer el crimen y algo se ha desencadenado en su interior, algo que amenazaba con salir a la luz y que ya no puede controlar.
Por ello, Wayne emprenderá con la pareja un viaje que leeremos sin perdernos detalle.

Lo que me gusta de este autor es que en todas sus novelas, o al menos en las que he leído yo, el mal no está representado por un ser sobrenatural, este reside en las personas y eso es lo que da más miedo, porque lo que él cuenta no está alejado de la realidad, de algo que puede suceder o incluso, estar sucediendo en este mismo momento.

El autor se introduce y nos mete de lleno en la mente de un asesino y además lo hace ya antes de que cruce el límite y luego seguimos con él hasta su desenlace.
Si estamos un poco al día de lo que sucede a nuestro alrededor, sabemos que hay una serie de personas que son aparentemente normales, que se comportan como tales, pero que por algún desencadenante, en cierto momento, dan rienda suelta a esa parte oscura que siempre ha estado en su interior.

Libro que no llega a las 300 páginas y que a pesar de haber tardado algo más de la cuenta en leer, se me hizo corto. Desde que empezamos se van sucediendo escenas que aumentan la tensión y esta no nos deja hasta el final. Tiene un ritmo alto y aunque tiene su parte previsible, da igual porque lo interesante es como avanzamos, como lo cuenta el autor y como lo vivimos los lectores.


Ya véis la importancia de los personajes en la historia. Aunque al inicio parece que todo va a girar alrededor de la pareja y de lo que han hecho, al cabo de poco tiempo Wayne consigue arrebatarles el protagonismo. Lo logra a medida que su visión de ellos cambia, así pues, al inicio siente admiración, ellos han dado rienda suelta a lo que él lleva tiempo conteniendo: les considera sus amigos, sus iguales, en ese momento se comparte el protagonismo. Pero cuando el alumno supera al maestro, es inevitable que ocupe su lugar. Así Wayne acaba siendo el protagonista de Joyride.

El estilo del autor es conciso, claro, directo. No hay páginas de relleno ni vueltas sin sentido, tampoco quedan cabos sueltos al final. La parte introspectiva está tratada de la misma manera, sin caer en vueltas y más vueltas, ya con lo que Ketchum cuenta nos obliga a pensar sobre ello y a sacar nuestras propias conclusiones.

Es una novela que me ha gustado porque siempre me gusta meterme en una cabeza perturbada, imaginar lo que se siente y las motivaciones que se puede tener y aunque muchos autores lo intentan, no todos lo consiguen, y Ketchum siempre lo borda. Por eso, sigo leyendo los libros que se van publicando en español, que para mi gusto son pocos.

Después de lo anterior, poco más puedo decir: novela totalmente recomendada.

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