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Entre las paredes gastadas del gran caserón de Georgenhof, en la Prusia Oriental de 1945, suceden cosas. Y suceden mientras la guerra arrasa los dos bandos y cerca Mitkau. En la mansión, en mitad del camino entre Ejército Rojo y los Alemanes, siguen viviendo sus moradores, mientras todo a su alrededor se derrumba. Los muros de la casa son testigos de lo que allí dentro ocurre, pero también lo serán de las historias de todos y cada uno de los personajes, que buscando refugio, descansarán bajo el cuidado de Katharina y su tía. ¿Conseguirá la guerra atravesar la puerta de Georgenhof? Si queréis saberlo os recomiendo haceros con un ejemplar de esta pequeña joya de Walter Kempowski (su primera obra traducida al castellano) que ha ocupado mis tardes en los últimos días. Como en las últimas lecturas que he hecho, destaco sin duda la capacidad del autor para describir los lugares, las personas, las circunstancias, de una forma precisa pero breve. La elección de los adjetivos, el orden en las frases (cortas, por supuesto), todo hace que te transportes a esa casa. He tenido la sensación de que el frío atería mis huesos mientras caminaba por la carretera a Mitkau, y he sentido el golpe de calidez cuando se abrían las puertas de Georgenhof.
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