Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra 1)

Pues bien, creo que el inicio es desgarrador, algo que tiene por costumbre la autora, y es que en las primeras páginas te enteras del terrible accidente que sufren los padres de Leah, el cómo asociar sus gusto por The Beatles es lo único que la mantiene a flote, pero que no le es posible escuchar la canción que sonaba al momento del accidente, no sin antes terminar llorando, sintiendo como cada una de sus pasiones duelen, porque le recuerdan lo que ya no tiene, Leah es una promesa artística, como su padre, quien también era un gran pintor, hombre que sirvió en su momento de inspiración para Alex, quien al final, frustrado, decidió convertirse en diseñador gráfico, pintar en vez de ser su escape ahora es su tormento. Oliver, su hermano, quien siempre vivió como un espíritu libre ahora tiene que verse atado a un trabajo de oficina para poder conseguir dinero y pagar la escuela de Leah, así que podemos ver como los sueños de todos se vieron alterados con el accidente.
Pero todo este desarrollo de tristeza y dolor se ve opacado por el enamoramiento de Leah hacia Alex, es ahí cuando el libro deja de encantarme, si bien, el amor lo cura todo, pero Leah quien fue diagnosticada con golpes de ansiedad y depresión revive rápidamente con solo recordar su encaprichamiento con Alex, quien nunca la volteo a ver.
Y Alex que en un momento se le ocurre buscar en google sobre el padecimiento de Leah se lee la primera página y se vuelve un experto, eso no me gusto.
No es un mal libro, pero la autora no sabe manejar temas serios con romance, la recuperación de Leah es muy rápida y de cierta manera forzada, la química entre ellos no es tan clara y de la nada brotan emociones.
Creo que la historia realmente iba para más, pero la autora prefiere enfocarse en el romance que en hacer crecer a su personaje.