El chico que dibujaba constelaciones

La historia de Valentina y Gabriel es un bonito relato de amor y vida compartida que me ha emocionado. La autora narra con sencillez y maestría el día a día de esta pareja que recordaré siempre con cariño.
Valentina le cuenta la historia a Gabriel de una manera que te envuelve y te transporta a su mundo, haciéndote sentir sus experiencias como propias.
Al llegar al final no he podido reprimir las lágrimas, algo que no me sucedía con un libro desde hace años.
Esta historia es un canto a la madurez, a la belleza de la cotidianidad y al poder del amor. Desde el primer párrafo hasta la última página, me ha mantenido atrapada y no he podido soltarla, hasta llegar a este desenlace que tanto me ha conmocionado.
Sin duda de las mejores lecturas que llevo este año.