El chico que dibujaba constelaciones

Pocos libros transmiten tanto amor y ternura como este. de una forma tan natural, sencilla y melancólica.
Una relación hecha en el cielo, en las constelaciones pintadas en la pared de la habitación que compartían. Estrellas que recuerdan momentos de su vida juntos como un todo, ya sean bueno o malos. Porque los momentos malos también somos nosotros.
Es fácil sentir empatía por los personajes, solo tienes que pensar en tus padres o en tus abuelos, en la sociedad de antes y en la de ahora.
Una historia rápida y ligera, con momentos emotivos y melancólicos. Sensaciones y situaciones reales en una época difícil.
Es una obra con una cantidad de sentimiento enorme que te dejará un sabor agridulce y ganas de sentir aunque solo sea una décima parte de lo que nuestros protagonistas sintieron.
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