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Ha sido una lectura tan sentida, que el vacío que me ha dejado es horrible. Me ha sacado alguna que otra risita de felicidad y muchísimas lágrimas al final. Los últimos capítulos, leía por intuición, las lágrimas no me dejaban ver. Pero aún digo más, era un llanto desesperado, era mío ese dolor, mío propio, ni de Valentina, ni de Gabriel ni de nadie, mío, aunque parezca mentira. Es la vida misma en un montón de páginas llenas de amor, sobre todo mucho amor. También otros sentimientos, si no, no sería la vida. He adorado a sus protagonistas pero, como siempre, me he perdido con Gabriel. Es alguien especial, alguien sencillo de amar, es Gabriel. No quisiera destripar una historia como esta, que tenéis que leer sí o sí, y di continuo hablando de él, es lo que ocurrirá. Así que ya me callo. Con este libro he comenzado a leer a Alice Kellen pero no se va a acabar ahí, tiene una mano mágica que te envuelve y te atrapa. Sin duda, la mejor presentación que ha podido ofrecerme una autora.
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