El hambre

La desaparición de la expedición Donner (1846) es una de las historias de pioneros estadounidenses que más tinta ha hecho correr en la historia americana. Esta expedición estaba formada por un grupo bastante grande de colonos que pretendía llegar al oeste americano cruzando las montañas de Utah y Sierra Nevada. Cargados de carros y ganado, con víveres suficientes para mantenerse los seis meses que se supone debía durar el viaje, la expedición acabó en un desastre absoluto. La falta de previsión, los cambios en el itinerario y la llegada del invierno acabó con la desaparición de la mayor parte de los integrantes, y los que pudieron sobrevivir tampoco aclararon mucho las circunstancias de ese desastroso final. Esto ha hecho que las historias fantásticas hayan proliferado cuando se trara este tema y que los hechos reales a menudo se mezclen con los fantásticos para explicar lo inexplicable.
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Esta novela de Alma Katsu es una de las historias de ficción que se han desarrollado a partir de los hechos reales. La autora nos mete muy bien en materia, presentándonos a personajes, unos ficticios y otros reales, contándonos los deseos y aspiraciones que les impulsan a emprender el viaje. Desde el principio se sabe que este tipo de viajes tienen su riesgo, pero también se nos cuenta que la expedición Donner fue de las mejores preparadas de su época, con lo que tenían todos los boletos para que todo saliera bien. Entonces, ¿ cuál fue el problema ?. Pues, como siempre, el hombre y sus malas decisiones. Lo que empezó siendo un viaje lleno de expectativas acabó siendo un infierno.
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La novela de Katsu se toma sus licencias y aquí es dónde vamos a disfrutar a fondo de la historia, una historia que " pudo ser". Siempre hay historias de gente buena, pero las que vamos a sufrir van a ser las de envidias, egoismo, brutalidad y el sálvese quien pueda. El mayor enemigo del hombre es el hombre mismo, pero si además le añadimos un monstruo exterior que acecha la caravana esperando para saciar su " hambre ", entonces el suspense está asegurado. Y os aseguro que yo no he podido parar de leer.