La edad del vicio

Una prosa ágil junto a una trama llena de suspense y de acción hacen de esta una novela atrapante y que nos hace viajar en el espacio hasta sentir que estamos recorriendo las calles de Nueva Delhi y que somos unos ciudadanos más.

En la novela nos encontramos con una gran carga de suspense, pero también de acción. En ella convergen las adicciones, el gran contraste entre las clases más poderosas y las que no tienen nada (sus formas de vida, sus actitudes y sus valores) y aún queda un resquicio para que asome el romance.

Si algo tengo que destacar de este libro eso es su ambientación y la capacidad de la autora para, con su prosa, ser capaz de hacernos viajar hasta Nueva Delhi, de surcar sus calles, de oler el aroma de sus calles e incluso de sentir el miedo y la inseguridad mientras paseamos. Y lo que más mérito tiene es que lo hace sin abusar de descripciones largas que ralenticen la lectura. Todo queda envuelto de tal forma que no eres consciente de decir en qué momento ni cómo la autora te ha hecho viajar hasta allí, pero te sientes totalmente adentro.

La historia está dividida en cinco grandes partes y, dentro de ellas, los capítulos están narrados por alguno de sus protagonistas: Ajay, Neda y Sunny. Estos personajes son totalmente diferentes entre sí por distintos motivos: origen social, forma de pensar, valores, prioridades en la vida, etc. Ajay es un joven que procede de una familia de clase social muy baja y que, tras pasar por diferentes trabajos precarios (ser vendido de niño a una familia que lo tiene como sirviente sin recibir nada a cambio, camarero en un local de playa…) acaba sirviendo a Sunny. Sunny es el hijo de un hombre muy poderoso en el país y que, por lo tanto, lleva un ritmo de vida en el que tiene todo lo que quiere cueste lo que cueste; sin embargo vive totalmente a la sombra de su padre y con la idea siempre presente de no decepcionarlo. Por su parte, Neda es una joven periodista con las ideas muy claras, pero que, sin apenas darse cuenta, se ve envuelta en una trama de violencia y de venganza.

A pesar de que es una novela bastante larga (tiene seiscientas páginas) y que no se puede decir que tenga páginas prescindibles, el final me ha parecido algo precipitado.

En definitiva, es una lectura con un ritmo vertiginoso y una trama atrapante que te hace viajar hasta la India sin darte cuenta.