Se trata de un libro en apariencia sencillo pero que en cada mini historia alberga pequeñas enseñanzas. Cada dos páginas el pequeño animal protagonista se enfrenta a pequeños retos o aprendizajes de la vida diaria como pueden ser la pérdida de frutos de una planta, la soledad estando en grupo o el cambio de las estaciones. En cada historia vivirá un proceso de descubrimiento, que le puede llevar a la desilusión, la sorpresa o la tristeza, pero siempre termina con la aceptación de las cosas tal como son. Para transmitir todo esto Sandrine Kao utiliza muy pocas palabras y se apoya mucho en las ilustraciones, que son muy delicadas. Sin serlo, la sensación que dan texto e imágenes es de haiku, el poema clásico japonés, que trata temas como la belleza de lo natural y la comunión con la naturaleza mediante la observación y el respeto de la misma. También se trata la amistad y la necesidad de tener un espacio propio, pero compartiendo experiencias con los demás. Me ha parecido una lectura agradable, con la que es fácil dejarse llevar por las imágenes e imaginar esos paisajes y sensaciones que transmite. |