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Con “Punki (una historia de amor)”, el escritor y dibujante Juarma continúa con el ciclo narrativo iniciado con “Al final siempre ganan los monstruos”, en lo que pretende ser una hexalogía ambientada en la ficticia localidad andaluza de Villa de la Fuente. “Punki” lleva como subtítulo “una historia de amor”, pero este también podría haber sido “sexo, drogas y punk”, porque los tres están presentes en la historia. Y mucho. Acompañaremos a Álex en el relato de su vida, desde una infancia marcada por la violencia familiar que le llevará a iniciarse en las drogas, pasando por una adolescencia en la que las malas decisiones tomadas marcarán su vida adulta. Vida en la que tratará de dejar atrás ese mundo que tan bien conoce y al que, como si fuesen cantos de sirena, siempre encuentra el camino de vuelta. “Punkie” habla sin tapujos sobre la precariedad y esa falta de oportunidades de toda una generación que vio en las drogas la única vía de escape ante las escasas perspectivas de futuro. Álex sueña con marcharse de su pueblo en busca de un futuro mejor, pero ese futuro será difícil de alcanzar ya que la sombra de su pasado es muy alargada e irá con él allá donde vaya. Quiere, o más bien necesita, dejar atrás esas adicciones que se han llevado por delante todo lo bueno que tenía en la vida, pero los fantasmas del pasado parecen no querer dejarle ir. A través de saltos temporales atrás y adelante, conoceremos su pasado y su presente, como si fuesen la Cara A y la Cara B de una cinta de casete, permitiendo el Álex del pasado entender al Álex del presente. Álex está lleno de cicatrices (no sólo físicas). Su principal valor es esa lealtad hacia aquellos que han estado a su lado, aun cuando esta misma lealtad es la que le ha hecho perder lo que más quería. A pesar de sus múltiples defectos, o quizás como consecuencia de ellos, Álex termina despertando ternura en el lector, protagonizando algunos momentos entrañables que hacen que termines sintiendo simpatía por él. Necesita aprender a perdonarse a sí mismo para poder avanzar. Esa historia de amor a la que hace referencia el título no se trata solo de una historia de amor romántico. Puede entenderse también como amor incondicional por los hijos, la familia, los amigos, e incluso amor por uno mismo. La dificultad está en aprender a quererse bien. Los distintos tipos de amor se entremezclarán con la violencia, la miseria, las mentiras, el sexo y el consumo indiscriminado de drogas que salpican la historia. En medio de todo ese pesimismo, podremos encontrar también un rayo de esperanza, ese click que te hace coger el toro por los cuernos, para finalmente enfrentarte a tus problemas e intentar salir adelante. Al principio me costó un poco hacerme con los personajes, dada la gran cantidad de ellos que hay. También puede chocar un poco la particular forma de hablar de algunos de ellos, con multitud de expresiones coloquiales típicas de la zona. Es la fuerza de todos ellos y de sus vivencias lo que hace que, sin darte cuenta, te veas metido de lleno en una historia fácilmente reconocible que, aunque puede ser completamente opuesta a la realidad que tú has vivido, te agarra por las tripas y no te suelta. “Punkie” es un relato descarnado y directo, sin artificios, dotado de un profundo realismo que impacta por la honestidad con la que describe una realidad cruda y amarga, haciendo que, aunque la lectura resulte incómoda por momentos, esta sea una experiencia fascinante. |
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