Estuario

Conocer la @editoriallaumbriaylasolana supuso ser consciente de la poca literatura portuguesa que llega a nuestro país o, en mi caso, darme cuenta que si me preguntan por autores portugueses sólo hubiera sido capaz de nombrar a señores.

Por eso me lancé de cabeza a por una de las novelas de Lídia Jorge, una de las escritoras portuguesas de mayor importancia a nivel internacional, cuyas obras han sido traducidas a múltiples idiomas durante las últimas décadas.

“Estuario” es la crónica de la familia Galeano que ha vuelto a reunirse en la casa del Largo do Corpo Santo, el hogar familiar en el que todos buscan refugio de sus problemas. Los años les han alejado pero todos ellos tienen algo en común en este momento preciso de la vida y es que les une la pérdida, ya sea física, sentimental, económica o de estatus. Edmundo Galeano, el menor de los hermanos, ha sufrido la amputación de parte de su mano derecha durante su trabajo en el campo de refugiados de Dagahaley; Alexandre y Sílvio Galeano, más vinculados con el negocio familiar de los barcos, son los que más acucian la pérdida del estatus social y económico, mientras que João Vasco, que ha sabido enriquecerse por su cuenta, busca el reconocimiento que no ha tenido de su familia; Charlote vivió una pérdida amorosa y se refugia del dolor en su único hijo; Tatiana, la tía anciana de los hermanos, ha perdido su autonomía (y casi la cabeza), dependiendo del cuidado de los demás; y finalmente, el cabeza de familia, Manuel, es testigo del hundimiento de la saga familiar.

Así, el antiguo edificio familiar será testigo de las cuentas pendientes, los sufrimientos y frustraciones más o menos veladas que tanto Manuel Galeano como sus hijos arrastran. Lo curioso es que, pese a compartir techo, están tan inmersos en sus miserias que viven aislados y son incapaces de comunicarse y expresar sus preocupaciones.
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