Estuario

Quizá me haya pillado un momento de mi vida en el que necesito más acción, pero este libro me ha parecido sumamente lento. Desde el principio sabemos lo que pasa y durante todo el libro apenas ocurre demasiado. Eso sí, los recuerdos van brotando como lágrimas y aportan algo más de movimiento a la trama.

No obstante, me ha parecido un libro muy bello que explorar no solo por la narrativa de Lídia Jorge sino también por las ideas filosóficas que transmite. A través de un lenguaje muy cuidado y precioso la autora nos brinda perlas filosóficas muy interesantes. Reflexiona acerca de la sociedad, los lazos familiares, las relaciones sentimentales y la relación ciudadano-Estado.

Antes del propio libro hay una especie de prólogo en el que la autora habla un poco de la situación actual de la familia Galeano. Aunque creo que es un punto importante ya que da información valiosa para la lectura del libro, a mí más bien me ha parecido una parte un tanto liosa y realmente hasta que no empecé a leer el libro propiamente dicho no tuve la impresión de entender muy bien de qué iba. Después el libro se divide en capítulos de más o menos la misma longitud, los cuales se pueden leer de una sentada sin ningún problema.

Los personajes tienen una profundidad tal que resultan muy reales. Puedes diferenciar fácilmente entre unos y otros, no solo los personajes principales sino además los secundarios. Aunque no me he sentido identificada como persona con ninguno, este punto de realidad me ha parecido brillante y digno de mención.

La historia que nos cuenta Lídia Jorge en este libro se desarrolla en la ciudad portuguesa de Lisboa, a un lado del río Tajo. La autora nos describe la ciudad como un lugar vivo, en apariencia tranquilo pero con algún que otro peligro. En ella los personajes campan a sus anchas, pero es en la casa familiar donde ocurre la mayoría de la historia.

Como he dicho antes, este libro no tiene demasiada acción, pero resulta muy entretenido y acerca al lector a la cultura portuguesa.