Pájaros que se quedan: Otoño en Pensilvania

Lo primero que quiero decir de este libro es que me ha encantado. Ha sido toda una sorpresa por parte de los hoteles Eurostars, que dan como obsequio en sus habitaciones este libro, último ganador de su concurso de narrativa de viajes. Por ello, en la ficha técnica aparece como novela, aunque es una mezcla de diario, ensayo y novela. Eduardo Jordá relata sus experiencias durante el semestre que estuvo trabajando en una universidad de Pensilvania. Tan solo fue un semestre, pero fue tiempo suficiente para vivir varias aventuras en suelo americano, que Eduardo relata a las mil maravillas.

La prosa del autor es magnífica, con unas descripciones que te hacen, no solo viajar desde tu sofá junto a él, sino tener ganar de ir a Pensilvania. No parece ser el estado más interesante de todos los EEUU, pero Eduardo Jordá consigue que lo parezca, y a través de su experiencia y su manera de narrarla hace que nos interesemos más por la ciudad universitaria de Carlisle, donde vivió durante esos meses de 2012.

Parece poco tiempo, pero él vivió allí Halloween, el huracán Sandy o una matanza en un colegio de Connecticut, entre otras experiencias. Quizá para la gente de allí es su pan de cada día, pero para un extranjero son situaciones llamativas. Aunque, como dejan claro el autor en varias ocasiones, América es su tierra y la de todos. Un país lleno de contrastes, pero en el que todo el mundo tiene la oportunidad de ser útil e igual al resto de ciudadanos.

Además, cabe destacar que en el libro aparecen poemas inéditos del autor sobre diferentes personajes americanos. Es asombroso lo bien documentados que están los propios poemas, aunque poca duda cabe leyendo el resto del libro. Creo que me apunto para este año el intentar leer más narrativa de viajes, porque, ¿qué mejor manera de viajar que un buen libro?