La noche de los maniquís

“La noche de los maniquís” de Stephen Graham Jones, fue galardonada con el premio Bram Stoker a mejor novela corta 2020.

La editorial La biblioteca de Carfax la ha editado en un nuevo formato más pequeño que en otras obras anteriores.

Stephen Graham Jones toca todas las notas correctas con esta historia. Te asombras ante ese instante en que una pandilla de amigos divirtiéndose en la adolescencia, dé repente da un giro terrible. Jones sin miedo explora las partes peores de nosotros mismos, las cosas que todos realmente tememos y los elementos que nos hacen astillarnos. Hay humor negro e inteligente. Estamos dentro de un horror satisfactorio en muchos niveles.

Nuestro autor nos preparó un cóctel bien combinado de sangre, gore y angustia adolescente brindándonos una novela corta de ciento cincuenta y seis páginas sobre la mayoría de edad que involucra la mente retorcida de un chico cuyo nombre es Sawyer, un maniquí llamado Manny y el grupo de amigos. La ubicación será la población de Rockwall en Texas, en el último año de instituto de los protagonistas.

Hay muchos lugares aterradores en el mundo, pero pocos lo son tanto como la vista desde el interior de la mente de un adolescente.
Sawyer es el narrador, en la primera página te advierte de lo que va a ocurrir, las muertes de sus amigos, según nos dice por culpa de un maniquí que utilizaron en una broma. Sawyer ve cosas, demasiadas cosas, o se ha vuelto completamente desquiciado o un maniquí ha cobrado vida con un plan de venganza. El lector seguirá a Sawyer, preguntándose qué tan cuerdo está. Como la mayoría de los adolescentes, él se pregunta lo mismo. Cuando una de sus amigas muere junto a toda su familia, tomará medidas para detener esta locura…
Las consecuencias de sus acciones inician una serie de desventuras que abarcan bastantes clichés de las películas para adolescentes, pero a través de la lente del horror salpicada de sangre. Si bien esta fórmula podría convertirse fácilmente en una historia plana, sin rasgos distintivos y sin corazón, Stephen agrega una profundidad de tragedia que convierte esta colección de tópicos en una declaración sobre lo que significa ser un adulto, crecer, incluso ser humano.

Sí, hay momentos espantosos en algunas formas de matar, sabremos lo que va a ocurrir, no podemos hacer nada desde el otro lado del papel. Con una fragilidad digna de ese momento final, Jones provoca el dolor, no solo en el ámbito físico con sus imágenes ricas y viscerales, sino también en el nivel emocional. Porque cada uno de nosotros empatizaremos con el dolor del paso del tiempo, el fin de la inocencia, la transición a la edad adulta. Jones capta todos los matices, cada grano adolescente, presentando la torpeza de la juventud con el horror del asesinato. Con mano diestra, corta en dos la naturaleza del hombre y todo lo que significa estar vivo... y muerto.

No estamos ante un miedo aterrador, aquí las palabras nos llevan hacia una historia profunda y angustiosa. Será una película de superhéroes con su código del deber, lo que moverá en cierta forma la misión a cumplir. Es verdad, que pronto entenderemos… pero seguiremos leyendo, a estas alturas necesitaremos saber cómo acaba todo.

Unos amigos, un maniquí y el final de la mejor etapa de sus vidas. La muerte en la juventud cumple bien su propósito, dejas de crecer... Sólo quedan los buenos recuerdos.

Maravillosa historia en la que Jones hace un trabajo brillante al capturar el miedo de crecer, separarse y simplemente desmoronarse.