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Stephen Graham Jones está abriéndose camino como nombre imprescindible asociado al terror desde hace años (tiene más de 20 libros publicados), pero ha sido con este "El último indio bueno" cuando alcanzó la gloria llevándose los prestigiosos premios Bram Stocker o Shirley Jackson. La brillante edición de la biblioteca de Carax con una portada soberbia, me hicieron rendirme y dejarme atrapar por la historia de una maldición ancestral que rescata elementos del folklore indio. En ella acompañamos a cuatro amigos, Ricky, Gabe, Lewis y Cassidy, adultos más o menos responsables. Años atrás se adentraron en la zona reservada a los ancianos de la tribu, donde derramarían la sangre de un rebaño entero de ciervos. Un acto terrible que cargarán consigo, hasta que, una década más tarde, algo despierta para hacerles pagar. La novela brinda un gran acercamiento a la dualidad entre la tradición india y la vida moderna, escenas sangrientas y terroríficas y algunas casi humorísticas. La narración es buena o muy buena, y el tratamiento psicológico de Lewis (toda su parte, de hecho), me encantó. Y Ponokaotokaanaakii demuestra que aún hay mucho material fascinante en un género muy dado a ir a lo básico. La recomendaría a cualquiera. |
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Crítica de JordiDeLaTorre
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