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Joël Dicker nos vuelve a traer otra historia de las que te enganchan, te hacen dar vueltas a la cabeza con sus giros argumentales…y es que el autor juega contigo a lo largo del libro para tirar todas tus suposiciones al suelo y sorprenderte. Y no, no es un libro tan de suspense como La verdad sobre el caso Harry Quebert, pero la intriga permanece durante todo el libro ya que hasta el final no descubres ni qué ha ocurrido ni llegas a conocer del todo a muchos personajes. La narración va dando continuos saltos temporales de tal forma que Joël Dicker sólo cuenta lo que él quiere a cada momento y va soltando pequeños hechos a los que no puedes dar sentido hasta que los enlazas al final de la historia, consigue así que por el medio vayas haciendo cabalas que no siempre responden a la realidad. Pero no sólo ha sido un gustazo volver a leer un libro del autor… sino que tenía muchas ganas de reencontrarme con Marcus Goldman, su protagonista y narrador en primera persona de la historia. Eso sí, en esta ocasión he echado de menos esas llamadas a su madre cargadas de humor, si bien ella también está presente en la historia. |
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