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Es un libro que me ha enganchado desde la primera página, no he podido terminarlo antes por falta de tiempo, no por falta de ganas. En él, nos encontramos con una narración en primera persona de un abogado que también es pastor episcopaliano y nos presenta una serie de casos de personas que han sido injustamente juzgadas y condenadas en los EE.UU. Con capítulos cortos y una forma de explicar bastante accesible, sobre todo para la gente ajena al ámbito judicial como es mi caso, nos va explicando la historia de “Los guardianes”, una sociedad sin ánimo de lucro de abogados que acepta casos que saben que han sido tratados de forma injusta. Me ha gustado mucho la forma de “rehumanizar” a estas personas que han sido clasificadas como asesinos o violadores sin un juicio justo y sin pruebas concluyentes. A lo largo de la historia conoceremos a fondo dos casos, y a medida que avanza la narración, el autor centra más el tema en uno de los casos, explicando de forma amena todo lo que envuelve a un causa que, como ya he mencionado, fue injusta. Podemos ver retratados los problemas sociales de “blancos contra negros” que existe a día de hoy y también podemos ver claramente el entramado penal que tiene en la actualidad “el país de las oportunidades”, haciendo ver al lector que, muchas veces, no juzgan por lo que han hecho si no por lo que son. Creo, además, que cierra el libro de una forma muy clara y, por lo menos a mí, me ha dejado con buen sabor de boca. He disfrutado mucho de la historia, de los personajes y de la pluma del autor. Lo recomiendo mucho a los lectores que les fascine las novelas policíacas y de abogados, ya que van a encontrar un libro para ellos seguro. |
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