El hombre hueco

𝑬𝒔𝒕𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒇𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒆𝒏 𝑬𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔 𝑼𝒏𝒊𝒅𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒂ñ𝒐 𝒅𝒆 1935 𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒆𝒍 𝒕í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆 𝑪𝒐𝒇𝒇𝒊𝒏𝒔 (𝑳𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒂𝒕𝒂ú𝒅𝒆𝒔) 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒏 1981 𝒔𝒆𝒍𝒆𝒄𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒕𝒊𝒑𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐 𝒄𝒆𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐𝒔.

El personaje de esta novela es Gideon Fell protagonista de otras 23 obras siendo "El hombre hueco" la sexta novela en la que aparece. Un personaje que recuerda mucho a Sherlock Holmes o incluso a Hércules Poirot.

Esta historia comienza en un bar donde se reúnen unos pocos comensales. Entre ellos se encuentra el profesor Grimaud que se divierte contando a sus invitados historias de terror. de repente, Pierre Fley, cuya profesión es ilusionista, entra en escena y advierte a Grimaud que su hermano quiere asesinarle.

Así se presenta esta historia de detectives que incorpora todos los ingredientes para cocinar una buena novela policial (misterio, enigmas, especulaciones e intriga) que hará que tú como lector te vuelva loco buscando pistas y culpables.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒕𝒎ó𝒔𝒇𝒆𝒓𝒂 𝒊𝒏𝒒𝒖𝒊𝒆𝒕𝒂𝒏𝒕𝒆 con numerosas descripciones. No te preocupes por esto. Las descripciones y los personajes intentan recrear la atmósfera más propicia para una novela de rompecabezas y piezas a encajar.

𝑳𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒓𝒂 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒕𝒎ó𝒔𝒇𝒆𝒓𝒂 𝒇𝒓í𝒂 𝒅𝒆𝒃𝒊𝒅𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒑𝒂𝒍𝒆𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒈𝒓𝒊𝒔𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒉𝒂 𝒖𝒔𝒂𝒅𝒐. Se trata de una novela de habitación cerrada, un recurso muy útil para crear misterio e intriga en una espacio cerrado en el que las puertas y ventanas están cerradas a cal y canto y sin atisbos de haber sido forzadas y tú, como lector, te hagas la pregunta de cómo es posible que se haya cometido un asesinato en tales circunstancias. Y aquí entra la parte más creativa del autor en la que intentará engañarte con un plan cuidadosamente trazado. Como cabe esperar, 𝒆𝒍 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓 𝒕𝒆 𝒓𝒆𝒕𝒂𝒓á.

Como he comentado, 𝒆𝒔𝒕á 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒂 𝒂 𝒍𝒂 𝒎𝒂𝒏𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒅𝒆𝒕𝒆𝒄𝒕𝒊𝒗𝒆𝒔, con una prosa muy sugestiva e inmersiva para el lector. Es imposible dejar de leer una vez que te hayas metido en esa habitación con el resto de investigadores.

La conclusión es bastante rebuscada con lo que ni un auténtico sabueso sabrá dar con la solución correcta. Eso sí, no merma que hasta el final vayas a estar dándole vueltas al coco para descubrir el desenlace, en donde todo cobra sentido.

Por último, el autor ha querido incluir un 𝒄𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒎𝒆𝒕𝒂𝒍𝒊𝒕𝒆𝒓𝒂𝒓𝒊𝒐 en el que se reflexiona sobre el engranaje de la novela policíaca.

𝑴𝒊𝒔 𝒊𝒎𝒑𝒓𝒆𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔: Esta lectura me ha brindado una buena oportunidad para conocer a este John Dickson Carr.

No es mucha mi experiencia como lectora con asesinatos en habitaciones cerradas y al principio me confié leyendo, como habitualmente acostumbro, hasta que me di cuenta que era mejor caminar despacio por la historia, estando atenta a cada detalle del trayecto que el autor ha preparado.

Te prometo que muy pronto estarás envuelto en el misterio, enredado en la investigación, intentado emular a cualquiera de los sagaces detectives de la literatura. Yo no lo conseguí pero no hace falta decir que me lo pasé genial siguiendo pistas y armando el rompecabezas.


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